Todo ello en el marco del desarrollo humano y sostenible, entendido como proceso de cambio progresivo en la calidad de vida del ser humano, que lo coloca como centro y sujeto primordial del desarrollo, y que se construye a partir del protagonismo real de las personas, así como fomenta un tipo de crecimiento económico con equidad social y la transformación de los métodos de producción y de los patrones de consumo, que se sustentan en el equilibrio ecológico y dan soporte a las formas de vida de acuerdo a los valores de las personas según su espacio.